viernes, 8 de junio de 2012

PRODUCCIÓN CULTURAL EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO Y COLOMBIANO



http://www.nacion.com/ocio/artes/Elecciones_2014-Ministerio_de_Cultura_y_Juventud-Johnny_Araya-Jose_Maria_Villalta-Rodolfo_Piza-Otto_Guevara-Luis_Guillermo_Solis-cultura_LNCIMA20131216_0176_28.jpg


Es indiscutible que los aspectos culturales que enmarcan las dinámicas, el hacer y el ser en cualquier parte del mundo actual se ve influenciado e influencia a su vez  a sus interlocutores a través de la interconexión de las comunicaciones,  es un continuo e incesante intercambio, no sólo entre  quienes dialogan entre sí, sino de quienes pueden acceder a los mismos comunicados sin intervenir.
La globalización es un fenómeno que permea las culturas y el desarrollo a nivel mundial,  la cultura es una construcción resultado de la vivencia y que esas tantas formas que rigen y determinan las convivencias, la globalización logra de forma significativa modificar los acuerdos y normatividades tácitas y explicitas que conforman esas convivencias y por lo tanto modifica la cultura y a su vez las culturas a través de la interculturación generada en ese proceso.
  “El fenómeno de la aculturación, denomina el proceso de adaptación a una cultura, o de recepción de ella, de un pueblo por contacto con la civilización de otro más desarrollado. Frente al vocablo aculturación, el cubano Fernando Ortiz propone el uso del término transculturación y lo presenta de la siguiente manera: “entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación[ii (Yoon Bong Seo, 2006)

Este proceso ya identificado no necesita mayor sustentación ya que se evidencia en nuestra realidad, el debate se daría en la forma que podemos asumir, responder o reaccionar ante  esa realidad, si apostamos por el carácter universalista de los derechos y rechazar todo intento de disidencia cultural y en definitiva excluir a las minorías, si  en contrario optamos  afirmar el valor universal de una cultura individual para reclamar el derecho a la diferencia o tratemos de hallar una posición conciliadora y participativa donde conservemos una identidad cultural atesorándola y compartiendo en un rico intercambio en honor a la diferencia; lo que indefectiblemente  requiere una labor de preservación y reconocimiento a nivel individual, familiar y social así como por  parte de nuestro administrador y aglutinador,  como es el estado. El futuro no admite formulas mágicas, ni garantizadas,  se determina así mismo en su multitud de variables…


No hay comentarios:

Publicar un comentario