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Texto argumentativo, de las características culturales de algunas regiones y el impacto que éstas han sufrido a partir de la incursión de los procesos de globalización.
Texto argumentativo, de las características culturales de algunas regiones y el impacto que éstas han sufrido a partir de la incursión de los procesos de globalización.
CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA PUINAVE EN EL DEPARTAMENTO DEL GUAINIA.
Sus
asentamientos son dispersos y se extienden a lo largo del río Inírida, con un
clima húmedo tropical propio de las regiones selváticas, gracias a estos
factores la región presenta una rica y abundante fauna durante todo el año.
Se
estima la población actual de esta etnia en 4.698 habitantes distribuidos en un
área aproximada de 3.203.745. Hectáreas. La etnia posee una clara política
poblacional, relacionada con los controles en tamaño y densidad de los
asentamientos; tamaño de las familias y equilibrio en el sexo.
Las
comunidades puinave tiene un tipo de vivienda unificada: Una casa independiente
en forma rectangular con sus divisiones para una amplia cocina, habitaciones y
un espacio muy grande que hace las veces
de recibo.
Dentro
de la organización socio_ política su estructura es organizada en clanes.
Grupos exogámicos de descendencia patrilineal.
Las
comunidades están conformadas por familias patrilocales, donde el padre cumple
una doble función; Capitán y pastor evangélico.
En
cuanto a la agricultura el conuco es un terreno sembrado con especies
comestibles adoptadas al medio; cada una de las personas que participa en el
establecimiento del conuco, cumple con el aprendizaje, de tal modo que es la
culminación de un periodo de formación para los hombres y mujeres que viven
bajo ese patrón cultural propio.
En
el conuco y la maloca es donde se conoce los aspectos culturales. El conuco es
un espacio donde la mujer cultiva y mantiene el poder de hacer germinar la
vegetación.
El
procesamiento de la yuca ´´brava´´ o amarga como comúnmente se le llama, se
clasifica científicamente como MANIHOT. Esta clase de yuca presenta altos
valores de ácido cianhídrico (HCN) En la cascara y en la pulpa, generalmente
disminuye durante el tiempo de almacenamiento; una dosis alta en su estado
natural puede ser mortal. Los indígenas a través de los años han aprendido y
desarrollado la tecnología para la descomposición de este acido, en el
procesamiento para el consumo humano, ya sea como mañoco o casabe.
Entre
otros aspectos culturales tenemos la pesca, la caza, la explotación dela palma
chiquichique y la flor de Inírida que es reserva nacional.
La
vida de las comunidades puinaves está asociada en el manejo del calendario
propio basado en el movimiento y la ubicación de las estrellas que dan señales
para la utilización de los recursos naturales, esto le ha permitido obtener su
medio de subsistencia en el que la utilización de la tecnología propia sustenta
el poder del conocimiento legado de los ancestro.
Con
el impacto de la globalización que estas culturas han sufrido a partir de la incursión de los
procesos de globalización es la perdida de sus valores ancestrales, además la identidad, en
consecuencia trae otros peligros como la desorganización de sus familias,
costumbres y los brotes, de corrupción en menores de edad, depravaciones del
ser humano y la contaminación del medio ambiente quien acarrea graves
consecuencia en la comunidad.
Otros de los aspectos culturales que se resalta tenemos:
LEYENDA LA PRINCESA INIRIDA:
Antiguamente
en una comunidad, vivía una joven muy bella, la cual llamaba sus antecesores´´
la princesa Inírida´´ esta princesa varios hombres la querían poseer pero ella
no quería casarse. Uno de ellos preparo un brebaje con una planta llamada ´´puzana´´,
para que se enamorara profundamente de él. En su afán de enamorarla se excedió
en la cantidad de esa planta que solo se encuentra en los míticos cerros de
Mavicure, la princesa tomo este brebaje de manera involuntaria y el efecto no
fue el deseado por su pretendiente, si no que se trastornaron sus sentidos;
empezó a correr de un lado para otro desesperadamente y empezó a escalar rápidamente el cerro pajarito.
Muy pronto estaba en la cima, en forma inexplicable puesto que este cerro es casi imposible de escalar. Cuando la princesa recobro el sentido, se encontraba en la cima del cerro, donde quedó atrapada sin que ningún hombre de la comunidad la hubiese poseído.
Desde allí la princesita gobierna con alegría, divisa varias flores, la selva, la serranía y ese hermoso rio que corre por entre rocas tan finas que lleva el nombre de un pueblo y de una flor… la flor Inírida.
El cerro pajarito es el castillo y leyenda de la princesa encantada, aquella princesa virgen la reina de la puzana, que domina en sus alturas, soñadoras engalanada con nube por manto con la selva por regazo, con el rio como llanto y como amor la comunidad indígena de remanso.
Muy pronto estaba en la cima, en forma inexplicable puesto que este cerro es casi imposible de escalar. Cuando la princesa recobro el sentido, se encontraba en la cima del cerro, donde quedó atrapada sin que ningún hombre de la comunidad la hubiese poseído.
Desde allí la princesita gobierna con alegría, divisa varias flores, la selva, la serranía y ese hermoso rio que corre por entre rocas tan finas que lleva el nombre de un pueblo y de una flor… la flor Inírida.
El cerro pajarito es el castillo y leyenda de la princesa encantada, aquella princesa virgen la reina de la puzana, que domina en sus alturas, soñadoras engalanada con nube por manto con la selva por regazo, con el rio como llanto y como amor la comunidad indígena de remanso.
Bogotá, es uno de los ejemplos fehacientes de un paso
de una ciudad colonial, llena de historia y arquitectura colonial en un
principio a una gran capital, una gran metrópoli donde se vive la
globalización.
La
transformación, pasa de una ciudad
tradicional, costumbrista y colonial, de calles empedradas, monumentos históricos,
iglesias, balcones, leyendas del dorado, de tesoros
indígenas, fantasmas, morrocotas, cuentos
e historias de virreyes, criollos y negros.
Bogotá es
considerada hoy en día como una de las ciudades más densamente pobladas del
mundo: desde hace más de veinte años ha venido experimentando un
distanciamiento creciente entre la primera ciudad, Bogotá, y las dos restantes.
Las formas de articulación local-mundial explican en parte este comportamiento:
en lo comercial, las manufacturas de exportación se han comportado mejor en
Bogotá; en lo financiero, una parte importante de las inversiones extranjeras
en industria y sector financiero se destinan a Bogotá porque desde esta ciudad
se facilita el acceso al mercado nacional entero.
Entre las
consecuencias de la globalización y metropolización están. “…las tendencias a la fragmentación física, a
la creciente desigualdad socioeconómica, a la intensificación de la exclusión
social, se combinaron con intentos de reconstrucción de una conciencia
colectiva del ser bogotano, de su sentido de pertenencia y de su comportamiento
cívico. También en el plano de las ideas y de los símbolos, la aparición y
proliferación de los hipermercados y de los centros comerciales no rompió con
las tendencias del pasado, tal vez las consolidó y amplió, sin significar la
aparición de hitos propiamente hablando, a excepción de la entrada de grandes
cadenas en la competencia comercial con los capitales criollos”.
La
globalización prolonga un proceso de largo plazo iniciado a comienzos de los 70
pero tiene algunas peculiaridades y características propias con notable
incidencia sobre la actividad económica de la ciudad y su organización
espacial. La apertura, liberalización y descentralización se profundizan en un
ambiente continental y planetario peculiar pues se da con una gran
sincronización entre la casi totalidad de países latinoamericanos y en medio de
una coyuntura de expansión económica general, especialmente de los EUA.
A nivel de las políticas de desregulación y
privatización, la economía bogotana sintió el mayor impacto por la aceleración
en el crecimiento del sector financiero, la expansión en actividades como las
telecomunicaciones, y el inusitado crecimiento del transporte aéreo nacional e
internacional. En cuanto a la apertura, la explosión de las importaciones
reactivó el crecimiento del comercio.
UN SISTEMA ALTERNATIVO
FRENTE A
LAS POLÍTICAS DE
GLOBALIZACIÓN
Frente a la Globalización existen Muchos actitudes en pro del
desarrollo mismo de las actividades que los pueblos indígenas y algunos
campesinos han puesto para hacer de la globalización un proceso lento y
demorado, vimos que con ánimo de educar comunidad las universidades proponen a
sus estudiantes trabajos directos con comunidades campesinas e indígenas,
proponiendo especializaciones al respecto, factor que puede ser determinante en
el desarrollo de el progreso y el plan globalizador del Cauca
De estudiantes y docentes de la Universidad del Cauca y de
las mismas comunidades indígenas y campesinas, surgió el interés de
Sistematizar, recuperar y contribuir en la consolidación del “Trueque” como
práctica social, económica, política y cultural en tres zonas indígenas del
Cauca Andino, como un aporte en la consolidación de procesos locales tendientes
al mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes, en distintos
ámbitos de acción, discusión y construcción, como son la economía, la sociedad,
la cultura, la identidad, la política, la territorialidad, la seguridad y
soberanía alimentaria.
Para abordar esta temática, el equipo de trabajo consideró
pertinente profundizar en cinco aspectos fundamentales, para lo cual se
conformó un equipo interdisciplinario de Antropólogo, Ingeniero Agrónomo,
Economista, Ingeniero de sistemas e Ingeniero Electrónico, estudiantes de
pregrado de estas disciplinas y líderes de las comunidades indígenas del Cauca
Andino de los pueblos Kokonuko, Yanacona y de oriente, como Ambaló, Quizgó
(vereda de Usenda), y La María.
Según los Kokonuko, “…Estos trueques han surgido como una
posición de resistencia frente a las políticas de globalización que permiten el
intercambio de bienes con producción
orgánica, en el marco de una autonomía y seguridad alimentaria para los
resguardos que participan, ya que se garantizan mejores variados productos,
insertos en un proceso alternativo de desarrollo que incluye una posición de
rechazo al conflicto armado y al desplazamiento que puede generarse en ausencia
de alternativas productivas, sociales y políticas”2 .
Adicionalmente, el trueque en esta época busca rescatar los
significados del
pasado, construyéndose alrededor de la cultura, con ello el
mercado, el intercambio y los cálculos, son revalorados y reemplazados en su
centralidad con acciones de liderazgo local, enmarcado dentro de expresiones
culturales y discursos políticos, se presentan como una actividad sociocultural
que construye tejido social entre las comunidades participantes, debido a que
la mayoría de estas comunidades participan en trueques para conocer otros lugares
y otras personas, diferentes de las del resguardo en el cual viven.
La resistencia y la economía, se amplían notoriamente con el
poder social de todos los participantes en estos encuentros, quienes ratifican
en sus líderes el compromiso en la construcción de un proyecto de vida ajustado
a sus condiciones geográficas,sociales y culturales, a fin de trasmitir a las
nuevas y futuras generaciones, sus posibilidades de permanecer como indígenas
dentro de una sociedad avasalladoramente homogénea. En esta medida, se
construyen distintos ejes temáticos de acción, como son la educación, la
agricultura, la economía y la cultura con enfoques propios y discutidos al
interior de los comuneros, de cuyos ámbitos parten experiencias y modos de
vivir complejos.
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EL MANIFIESTO DE LAS MUJERES INDÍGENAS
Es el momento que hijas del bosque y de las selvas desnudas lancemos un grito de justicia a la civilización del país, al paso de 435 años que acaban de pasar (...) Fundadas en una inspiración que de repente se apodera de nosotras como un resplandor que iluminó la obscuridad donde ha existido el Dios del engaño, de la ignorancia.
Así comienza el documento “El derecho de la mujer indígena en Colombia: manifiesto de catorce mil mujeres lamistas”, escrito por el héroe indígena nasa Manuel Quintín Lame en 1917, publicado en un cuadernillo de la época, reeditado este año por el Ministerio de Cultura en la Biblioteca de Autores Indígenas, como una proclama de mujeres en rebelión contra todo, y dispuestas a todo. Aunque el documento refleja el estilo y el pensamiento de Lame, la adherencia de las que lo firman (que tal vez no fueron 14.000, pero sí un gran número de mujeres indígenas) demuestra que en las luchas populares todavía no se ha dicho todo lo que debiera decirse de las mujeres sobre la construcción de un nuevo ideario de los pueblos colombianos y de la siempre excluyente Nación colombiana.
Quintín Lame aprendió a leer y escribir con un tío y su cartilla fueron los códigos jurídicos. Si los hombres indígenas tenían restricciones, las mujeres los tenían más. Para entonces Débora Arango, la mujer paisa pionera de los derechos de la mujer y en iniciar una carrera universitaria, tenía apenas 10 años. Y Delia Zapata Olivella, afrocaribeña, otra transgresora y luchadora por el reconocimiento e igualdad de las mujeres, que coincidencialmente también se “atrevió” a estudiar artes plásticas, nacería nueve años después. Las mujeres del manifiesto son descendientes directas, por su bravura, de la Gaitana de Colombia y de Anacaona, la puertorriqueña.
El documento emprende una guerra visceral contra las mentalidades “burguesas” y retardatarias, que impiden a “los de abajo” el logro de un puesto digno en el futuro, cuando las ametralladoras enmudezcan y los pobres e infelices sean reconocidos. Para Quintín Lame ha emprendido en ese momento una lucha contra el despojo y el reparto de las tierras de los resguardos, en Tolima, Nariño, Cauca, Valle, Santander, Huila, Boyacá, y de la ominosa práctica del terrazgueo en el Cauca, una forma de explotación que endosaba a las familias al trabajo forzado en las fincas de los terratenientes, sin que las leyes se pronunciaran jamás a favor del indígena.
El manifiesto de las aguerridas mujeres, a quienes Quintín Lame supo interpretar en sus voces, expresaba con crudeza la situación de un pueblo oprimido:
A la aristocracia embalsamada por el orgullo y que se llaman entre ellos hombres aristocráticos y de buenas familias, les da opresión o pena hablar con la indígena, saludarla en la calle, con el pretexto de que es rebajarse, sin darse cuenta que nacieron y que vinieron por el mismo camino por donde vino al mundo el indígena, aquel que hoy es perseguido por los aristócratas para destruirle la flor de sus conocimientos que la misma naturaleza les ha inspirado en medio de los acusadores cohechadores y perjuros.
Así por así señores jefes del poder judicial, ejecutivo y legislativo, etc., cambiará en poco tiempo el derecho de ustedes, porque un mendigo que es el hijo de la huérfana indígena se sentará sobre el trono de nuestra reivindicación social con su cetro de inteligencia con que la naturaleza humana le ha dotado, a pesar de las persecuciones y de las cárceles. Porque estos sufrimientos no nos detendrán a nosotras las pobres infelices, las que hemos sido encarceladas por defender los intereses de nuestros esposos, de nuestros padres, hijos y hermanos. Hoy día, aun cuando nos insulten maltratándonos de palabra y de obra y mandándonos predicadores de cualquier clase, ya nosotras las infelices, las mudas, las sordas, ya hemos conocido el resplandorde los libres donde está escrito el libro de nuestro desengaño (...)Las mujeres no se detienen en contemplaciones al momento de criticar a sus despojadores y a quienes los legitiman:
Aun cuando el ministro de guerra colombiano dicte miles de decretos y el congreso leyes, las pobres infelices marcharemos al combate de nuestra reivindicación. La calumnia, la amenaza, el engaño, la promesa, para nosotras hoy día es una letra muerta y de valor ninguno (...) Hoy las mujeres con nuestro valor y energía gritaremos amparo y justicia, como siempre lo hemos hecho, porque ya perdimos nuestros clamores y nuestro derecho, pero menos nuestra fe. Esa fe nos asiste a nosotras las pobres labriegas que al sol y al agua, haciéndole frente al hambre y la sed, le ayudamos a los hombres indígenas en nuestro carácter de esposas, hermanas, hijas y madres, a cultivar nuestras fincas, las que hoy sin darnos un centavo pasaron a manos de los burgueses, porque las autoridades violando sus ministerios violaron los derechos y los intereses de la justicia.
Para los indígenas no hay justicia y se hace necesario crear la propia:
Las mujeres, en esta declaración que se siente surgir de tiempos de aguerrida lucha contra los conquistadores, lanzan una advertencia final demoledora: si los hombres no reclaman, ellas se levantarán para hacerlo. Exigen a los hombres (que tenían derecho al sufragio) que no voten por los dirigentes políticos de ningún partido (sólo el liberal y el conservador existían entonces de manera oficial), por ningún escaño, porque siempre han mentido, y además les advierten de manera implacable: “(...) si no nos atienden hundiremos en el vientre de aquellos nuestros cuchillos de guisandería, porque si esto pasa así, ahí tenemos potestad para cometer injusticias...”
Un documento dramático, escrito es cierto por un hombre de recia personalidad, un líder incuestionable, pero respaldado por miles de mujeres desconocidas, de visión férrea, comprometidas con una causa que ahora rinden sus frutos y obliga a reconsiderar la historia y la visión misma al interior y al exterior de nuestros pueblos indígenas.
El terrazgueo fue abolido a finales de los años 70. Muchas de las tierras usurpadas jamás fueron devueltas, pero este hecho cimentó las bases de las organizaciones indígenas actuales y el papel de la dirigencia creciente que cada vez cumplen las mujeres indígenas y no indígenas en el convulsivo escenario de nuestro país.
Es el momento que hijas del bosque y de las selvas desnudas lancemos un grito de justicia a la civilización del país, al paso de 435 años que acaban de pasar (...) Fundadas en una inspiración que de repente se apodera de nosotras como un resplandor que iluminó la obscuridad donde ha existido el Dios del engaño, de la ignorancia.
Así comienza el documento “El derecho de la mujer indígena en Colombia: manifiesto de catorce mil mujeres lamistas”, escrito por el héroe indígena nasa Manuel Quintín Lame en 1917, publicado en un cuadernillo de la época, reeditado este año por el Ministerio de Cultura en la Biblioteca de Autores Indígenas, como una proclama de mujeres en rebelión contra todo, y dispuestas a todo. Aunque el documento refleja el estilo y el pensamiento de Lame, la adherencia de las que lo firman (que tal vez no fueron 14.000, pero sí un gran número de mujeres indígenas) demuestra que en las luchas populares todavía no se ha dicho todo lo que debiera decirse de las mujeres sobre la construcción de un nuevo ideario de los pueblos colombianos y de la siempre excluyente Nación colombiana.
Quintín Lame aprendió a leer y escribir con un tío y su cartilla fueron los códigos jurídicos. Si los hombres indígenas tenían restricciones, las mujeres los tenían más. Para entonces Débora Arango, la mujer paisa pionera de los derechos de la mujer y en iniciar una carrera universitaria, tenía apenas 10 años. Y Delia Zapata Olivella, afrocaribeña, otra transgresora y luchadora por el reconocimiento e igualdad de las mujeres, que coincidencialmente también se “atrevió” a estudiar artes plásticas, nacería nueve años después. Las mujeres del manifiesto son descendientes directas, por su bravura, de la Gaitana de Colombia y de Anacaona, la puertorriqueña.
El documento emprende una guerra visceral contra las mentalidades “burguesas” y retardatarias, que impiden a “los de abajo” el logro de un puesto digno en el futuro, cuando las ametralladoras enmudezcan y los pobres e infelices sean reconocidos. Para Quintín Lame ha emprendido en ese momento una lucha contra el despojo y el reparto de las tierras de los resguardos, en Tolima, Nariño, Cauca, Valle, Santander, Huila, Boyacá, y de la ominosa práctica del terrazgueo en el Cauca, una forma de explotación que endosaba a las familias al trabajo forzado en las fincas de los terratenientes, sin que las leyes se pronunciaran jamás a favor del indígena.
El manifiesto de las aguerridas mujeres, a quienes Quintín Lame supo interpretar en sus voces, expresaba con crudeza la situación de un pueblo oprimido:
El documento (...) llamará la atención en general a toda la civilización de explotadores, calumniadores, usureros y ladrones, quienes han desterrado de los bosques, las llanuras y de las selvas a nuestros primogénitos, padres, hermanos, hijos y esposos; engañándolos con licores alcohólicos, es decir alcoholizándoles los sentidos y conocimientos para poderlos despojar de sus hogares, de sus cultivos y de sus tierras.
Porque los indígenas provienen de un pueblo oprimido, algún día un hijo de ellos –dice proféticamente el documento- se sentará sobre el trono.
A la aristocracia embalsamada por el orgullo y que se llaman entre ellos hombres aristocráticos y de buenas familias, les da opresión o pena hablar con la indígena, saludarla en la calle, con el pretexto de que es rebajarse, sin darse cuenta que nacieron y que vinieron por el mismo camino por donde vino al mundo el indígena, aquel que hoy es perseguido por los aristócratas para destruirle la flor de sus conocimientos que la misma naturaleza les ha inspirado en medio de los acusadores cohechadores y perjuros.
Así por así señores jefes del poder judicial, ejecutivo y legislativo, etc., cambiará en poco tiempo el derecho de ustedes, porque un mendigo que es el hijo de la huérfana indígena se sentará sobre el trono de nuestra reivindicación social con su cetro de inteligencia con que la naturaleza humana le ha dotado, a pesar de las persecuciones y de las cárceles. Porque estos sufrimientos no nos detendrán a nosotras las pobres infelices, las que hemos sido encarceladas por defender los intereses de nuestros esposos, de nuestros padres, hijos y hermanos. Hoy día, aun cuando nos insulten maltratándonos de palabra y de obra y mandándonos predicadores de cualquier clase, ya nosotras las infelices, las mudas, las sordas, ya hemos conocido el resplandorde los libres donde está escrito el libro de nuestro desengaño (...)Las mujeres no se detienen en contemplaciones al momento de criticar a sus despojadores y a quienes los legitiman:
Aun cuando el ministro de guerra colombiano dicte miles de decretos y el congreso leyes, las pobres infelices marcharemos al combate de nuestra reivindicación. La calumnia, la amenaza, el engaño, la promesa, para nosotras hoy día es una letra muerta y de valor ninguno (...) Hoy las mujeres con nuestro valor y energía gritaremos amparo y justicia, como siempre lo hemos hecho, porque ya perdimos nuestros clamores y nuestro derecho, pero menos nuestra fe. Esa fe nos asiste a nosotras las pobres labriegas que al sol y al agua, haciéndole frente al hambre y la sed, le ayudamos a los hombres indígenas en nuestro carácter de esposas, hermanas, hijas y madres, a cultivar nuestras fincas, las que hoy sin darnos un centavo pasaron a manos de los burgueses, porque las autoridades violando sus ministerios violaron los derechos y los intereses de la justicia.
Para los indígenas no hay justicia y se hace necesario crear la propia:
Pues no hay justicia a favor de las propiedades indígenas; todos
los reclamos que hacemos los indígenas a favor de nuestras propiedades
territoriales cultivadas, son desoídas en las alcaldías, inspecciones
y juzgados municipales y también de circuito, porque hasta
hoy el veneno de la envidia no ha dejado a los legisladores dictar una
legislación clara, determinada y que terminantemente sea cumplida,
porque las leyes que las firman con sus manos las borran con el
codo. Pero se llegará ese día en que la legislación indígena por ella
misma será encaminada rápidamente a formar su tribunal y destruirá
la envidia y el error que ejecutaron a sabiendas y con conocimiento
de causa los señores aristocráticos, que sin justicia y sin caridad nos
han hecho desterrar por medio de leyes subversivas (...)
Las mujeres, en esta declaración que se siente surgir de tiempos de aguerrida lucha contra los conquistadores, lanzan una advertencia final demoledora: si los hombres no reclaman, ellas se levantarán para hacerlo. Exigen a los hombres (que tenían derecho al sufragio) que no voten por los dirigentes políticos de ningún partido (sólo el liberal y el conservador existían entonces de manera oficial), por ningún escaño, porque siempre han mentido, y además les advierten de manera implacable: “(...) si no nos atienden hundiremos en el vientre de aquellos nuestros cuchillos de guisandería, porque si esto pasa así, ahí tenemos potestad para cometer injusticias...”
Un documento dramático, escrito es cierto por un hombre de recia personalidad, un líder incuestionable, pero respaldado por miles de mujeres desconocidas, de visión férrea, comprometidas con una causa que ahora rinden sus frutos y obliga a reconsiderar la historia y la visión misma al interior y al exterior de nuestros pueblos indígenas.
El terrazgueo fue abolido a finales de los años 70. Muchas de las tierras usurpadas jamás fueron devueltas, pero este hecho cimentó las bases de las organizaciones indígenas actuales y el papel de la dirigencia creciente que cada vez cumplen las mujeres indígenas y no indígenas en el convulsivo escenario de nuestro país.
Certificado CO09/3221
Certificado CO09/3220
Ministerio de Cultura
República de Colombia
Dirección: Carrera 8 N° 8-43. Conmutador: 3424100. Línea gratuita (018000) 938081.
Correo electrónico: servicioalcliente@mincultura.gov.co. Internet: http://www.mincultura.gov.co
Pueblos de colombia. Firavitova y otros.
Pacho - Cundinamarca:
Santa Rosa de Vitervo- Boyacá
Tuta y vereda el ALISAL