Se adiciona un elemento más al concepto de cultura si se analiza desde una perspectiva política, ese
elemento adicional es la homogenización. Se debate como estados modernos pueden
estandarizar las actuaciones y
posibilidades de acción que tienen los individuos-ciudadanos dentro de las
fronteras del territorio, postulado que se desdibuja en su confrontación con
la realidad donde las comunidades
culturales pueden enfrentar, contradecir o conservar prácticas culturales que
los identifican como grupos, en nuestro país,
posibilidad más reconocida a partir de la constitución de 1991.
La Constitución Política de Colombia, promulgada
en 1991, definió a esta como una nación étnica y culturalmente diversa en su
artículo 7. Si bien significó un avance en términos normativos, las
implicaciones que ha tenido durante estos veinte años van más allá de lo
jurídico y han representado cambios en las formas de entender a la ciudadanía,
los sujetos de derechos y el mismo territorio de este país, así como en las
comunidades específicas que no solo son reconocidas sino que se han organizado
o fortalecido sus organizaciones, han tomado consciencia de sí mismas y cuentan
con herramientas para hacer valer sus derechos tanto como plantear sus
necesidades, ante un país que se propuso la homogeneidad como uno de sus
objetivos hasta 1991 y que desde el 4 de julio de ese año asumió un proyecto de
nación nuevo, en el que la diversidad y la multiplicidad lo vivifican”. ( Ministerio de Cultura, Dirección Poblaciones, 2011)“
Un proyecto de Nación es imposible
sin que
conlleve un proyecto común y una
visión de pasado y de futuro común que ligue a sus ciudadanos y que los integre
en un proyecto compartido, en un país como el Colombiano donde existe gran
cantidad de tribus precolombinas, un
innumerable cantidad de dialectos y mestizajes; esta misma diversidad se
constituye en una característica que identifica nuestra particularidad.
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